Regencia de Maria Cristina y Primera guerra Carlista: (1835)

El alférez del escuadrón franco D. V. Saez del Castillo alcanzó una facción montada de 20 hombres entre Tardelcuende y la villa de Almazan; que en el momento la cargó con bizarría, matándoles seis, haciéndoles cuatro prisioneros , y cogiéndoles varias armas y otros efectos.

 

Industria resinera:

A finales del S XIX el monte era  explotado por la Unión resinera de herederos del señorío de Carrillo.

 

En las postrimerías del siglo XIX, los pinares de Tardelcuende se comenzaron a resinar, lo cual marcó una importante etapa para el desarrollo económico de aquellas gentes. Ya veíamos anteriormente, la sugerencia por parte del Gobernador civil de Soria respecto a la creación de un museo forestal en aquella época. Se convirtió entonces, en una actividad forestal en la que se implicaron gran cantidad de familias del municipio.

 

Distrito Forestal, (1897): Proyecto de ordenación de los montes de Matute, Matamala, Tardelcuende, Soria y su tierra, Quintana Redonda y Cascajosa. (Soria).

 

Cuando llegó a contar siete centenares de habitantes, los reunió a todos y formó con ellos una Sociedad industrial, denominada "Hijos de Tardelcuende", Los "Hijos de Tardelcuende» comenzaron por rodear la aldea de un inmenso bosque de pinos, cuya explotación resinera fue y es fuente de riqueza constante y segura.

Las destilerías que se localizaron en la localidad durante el siglo XX:

 

"Beltrán Jimenez y Cía": que a fecha de 1949 tenía una capacidad de producción de 180.000 kg, en 1950 llegó a destilar 145.291 Kg, mediante el sistema de destilación "Fuego directo"

 

Posteriormente, la propiedad pasó a Vidal Gilsanz Cuesta (El cual tenía una destilería en Sanchonuño), dicha fábrica en el año 1965 tenía 10 empleados.

 

Llegada del ferrocarril: (1892)

El ferrocarril llegó a Tardelcuende el  1 de junio de 1982 con la apertura de la línea Torralba-Soria.

 

Motín de los resineros: "Pueblo Alterado": (1902)

La prensa nacional se hizo eco de una noticia la cual narraba que acababa de llegar un tren especial, y conducidos por fuerza de la Guardia civil, el alcalde, teniente alcalde, 23 hombres y tres mujeres, detenidos con motivo de los desórdenes de Tardelcuende.

Se comunicaba desde Tardelcuende que se alteró el orden público por todo el vecindario de este pueblo, amenazando á los empleados forasteros dedicados á la resinación de los  pinos de aquella comarca.

La causa del motín han sido antiguas rencillas que había entre los resineros y el vecindario.

 

Parece que existían allí disgustos  por ver empleados a muchos forasteros en los trabajos de resinación, además por no poder tolerar que rondasen á las mozas del pueblo sin la aquiescencia del vecindario, y haciendo alarde de contrariar sus costumbres.

Reuniéndonse los vecinos y tomaron acuerdos concretos.

Sabedores los resineros de la determinación del pueblo, se refugiaron en una casa que cercaron los amotinados con excitación extraordinaria.

La pareja de la guardia civil del puesto de Quintana Redonda pudo, no sin grandes esfuerzos, que duraron más de dos horas, dominar el tumulto. Un resinero fué apaleado; después se disparó un tiro, que no hizo blanco ni ocasionó desgracias personales.

Conducidos por la guardia civil fueron detenidos, veintitrés hombres y tres mujeres, entre ellos el alcalde y el teniente de alcalde, que se hallaban entre los amotinados, y dos individuos más que insutaron a la fuerza armada.

 

Incendio en agosto de 1918:

Se declaró un violento incendio entre las localidades de Tardelcuende y Matamala de Almazán.

En una extensión de más de 250 metros cruzó el tren por medio de las llamas, con riesgo de varios coches, que comenzaron a incendiarse también.

Gracias a la serenidad del maquinista, que lanzó la máquina a toda velocidad, pasó el tren por entre las llamas, sin más consecuencias que el susto de los viajeros y alguno deterioro en la pintura de los coches que formaban el convoy.

 

La tormenta del "27" ( 27-08-1928)

En la provincia de Soria en la localidad de Tardelcuende una tormenta derrumbó la torre y arrancó diez mil pinos.

Llegaban desde Tardelcuende noticias desconsoladoras de los terribles efectos que produjo una tromba de viento y agua que descargó sobre la citada población, causando en ella y sus alrededores enormes destrozos.

A las cinco de la tarde se desencadenó la tormenta de viento, agua y pedrisco, con tal intensidad y rapidez, que minutos después estaban inundadas todas las vegas y huertas y se habían producido daños enormes en muchos edificios, de tal intensidad fue el huracán, que la torre de la casa consistorial se vino abajo con horroroso estruendo, aterrorizando al vecindario.

Más de diez mil pinos cayeron también a tierra como cortados a golpes de hacha y las líneas de conducción eléctrica y telegráficas quedaron destrozadas.

También quedo interrumpida la línea ferrea, por lo cual salió de aquí con toda urgencia, una máquina exploradora y personal numeroso, que, después de grandes trabajos y molestias, por la violencia del viento, logró reparar las averías y re-establecer la circulación.

No hubo noticia de haber ocurrido desgracias personales, aunque pudo haberlas desde el primer momento, porque el vecindario aterrado, abandonó las casas y se refugió en los campos y montes, donde, como se dice antes, cayeron al suelo multitud de pinos.

A pesar de que los daños han sido tan grandes, el fenómeno duró poco más de diez minutos.

 

Recordando que esta tragedia no se llevó ningún alma, se celebra en la localidad el aniversario de dicha tormenta.


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